El libro flotante de Caytran Dölphin

 

#175

Pero los caminos se tuercen, se enderezan a voluntad, conducen al caminante a donde no quiere ir, y contra su voluntad lo llevan a Itaca, donde se quedará, tranquilo por un tiempo, con el corazón nervioso y oculto, hasta que recuerde que un día comenzó a viajar, y que debe volver, que le esperan, sentadas, las mujeres de su casa.
Anónimo

 

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