Ir lo más lejos posible, permanecer lejos hasta que se borre la última señal que pueda guiar de regreso a donde no hay ni conviene el regreso. Irse y recomponer sobre un territorio distinto lo que ha quedado atrás, abandonado en la marcha. Sólo ese alejamiento puede salvarlo, si algo queda por salvar, frágil, precario, quebradizo, cuando el fuego anuncia la partida sin vuelta atrás, sin mirar atrás.